La vida urbana es hoy el escenario de procesos y tensiones de enorme impacto, y un diseñador urbano es un orientador del mapa que guiará las maneras y el comportamiento futuro de ese cambio, transformando ese camino en un nuevo acontecimiento memorable.
Este diálogo proyectual no es un contenido en sí mismo, es un proceso abierto, que se realiza a través de interacciones sucesivas, que en su devenir celebra la variedad de las disciplinas que permiten la construcción de ese espacio.
Esta tarea, dedicada a la resolución de proyectos de gran dificultad, interpreta, asimismo, los deseos y necesidades de la comunidad. Ante estas circunstancias, la relación Ciudad y Agua, Urbano y Rural, Industria y Residencia, Hábitat y Espacio Público, indican una innumerable cantidad de eventos trascendentes, que a su vez, provocan una excepcional diferencia sobre el acto proyectual.
La presencia de este tipo de intervenciones promueve otro tipo de decisiones, distintas al de todo lugar posible a comparar, donde las expresiones significantes de la naturaleza orientan la visión del arquitecto y la posibilidad de producir diferentes episodios sociales.
Así, el proyecto del siglo XXI, es diferente del antecedente, reservándose el perfil de un tiempo recorrido por una infinita variedad de sucesos, que a modo de un permanente palimpsesto deberá asumir hoy el proyecto que interpreta la cultura local junto al espíritu del mundo global y las líneas vitales de todos los tiempos.
Fascinante y creativo, el proyecto referido a la evolución de las ciudades y los procesos de transformación del territorio y sus comunidades, es la principal tarea profesional de OFICINA URBANA.